Querida Marta
Al final tú y yo nos terminaremos volviendo a encontrar, de una manera u otra, en un momento o en otro, estoy convencido de que la vida nos proporcionará la oportunidad de acabar lo que dejamos a medias y entonces solo nos quedará la piel. Desde que te conocí en Marsella y durante los seis meses que viví contigo la aventura de estar enamorado, siempre he sabido que sin ser definitivo era irremediable. Luego la separación y después más de veinte años cada uno por nuestro lado recorriendo el mundo detrás de una quimera. A cada vuelta que damos el círculo se amplía y aunque no será esta vez, yo me voy de Canadá hoy mismo, sé que en algún momento volveremos a coincidir de manera casual, en otra parte, por medio de otros amigos, o en un tren, o cualquiera de los dos estará más solo y más triste de lo normal y no se resistirá a buscar el teléfono del otro en la guía del móvil.
Te dejo en la recepción del hotel la camisa que te gusta y una nota para Raimond que sé que piensa que soy un cabrón por estar enamorado de ti. Es tu marido y tiene derecho, otra cosa es que sus sentimientos realmente no juegan en esta historia.
Se que nos volveremos a encontrar.
Un beso,
Roberto